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Meguesoxochi, un relato sobre la rendición del líder

Las tropas invasoras avanzan sobre los territorios indígenas, el líder se dirige a sus allegados y les dice: “Convoquen a una asamblea, vamos a llevar este tema a los ancianos y ver qué vamos a hacer. Esto es un tema muy delicado, de vida o muerte”. Los líderes indígenas convocan a una asamblea, los mensajeros salieron de prisa a llevar la noticia a la aldea más lejana: "Nuestro líder Meguesoxochi los convoca a mujeres, ancianos y aún a los niños, tiene una noticia muy importante que dar, nadie puede faltar", anunciaban. Los días pasaban, en las pequeñas familias y aun en las más numerosas solo se hablaba y se comentaba: "¿Qué noticias no dará nuestro líder?". Todos estaban atento al grito de los animales, al canto de los pájaros, para ver si alguien podía anunciar o predecir lo que iba a suceder en la gran asamblea. Por las noches serenas de esa primavera los más ancianos tratan de buscar alguna señal en el cielo pero todo era misterio. Se podía sentir en el aire, que algo no andaba bien, esa convocatoria parecía un presagio. Pasaron los días y el momento indicado había llegado.

La primavera ya se empezaba a despedir, ese año fue muy sangriento porque las tropas nacionales hacía más de un año, de manera continua, invadían con más crueldad las aldeas indígenas, incendiando y matando a sus habitantes. El monte impenetrable ya no brindaba el refugio de otros años.

Unos días antes, Meguesoxochi se interna en la espesura del monte, sus más allegados luego contaron que el líder sudaba más de lo habitual. En su rostro se podía ver la gran carga que pesaba sobre su espalda, largos silencios lo envolvían de tanto en tanto, gritaba al viento esperando que la brisa del río llevara su mensaje quien sabe a quién. La noche anterior no pudo conciliar el sueño, hablaba al viento, miraba a sus hijos y a su mujer que dormían en la quietud. Bien temprano al despuntar el alba ya se lo veía sentado en su sillón hecho de algarrobo con astillas de quebracho, su lanza, su arco y flechas y unos máuser yacían inerte a su alrededor.

Una vez salido el sol, ya cuando la comunidad se encontraba presente, el líder Meguesoxochi se dirige a ellos y le dice: "Hermanos míos, tíos, abuelas, abuelos, nietos, las tropas de los blancos nos acechan como lobos sedientos de sangre, como tigres hambrientos, nuestras armar no pueden hacer frente a los máuser. Tenemos que tomar una decisión. Si seguimos peleando los que más sufren son nuestros niños y las mujeres. Ellos me quieren a mí, si yo me entrego sus emisarios dicen que van a dejar de matar a nuestro pueblos. Yo ya he consultado con los más ancianos y todos están de acuerdo a que me entregue y sea llevado a la ciudad de los blancos, a cambio ellos van a dejar de matar a nuestra gente". Algunos de los presentes agachan sus cabezas y murmuran, otros irrumpen en llanto porque saben que si los blancos se los llevan su líder no va a volver, ellos son implacables, son feroces y su líder será un botín de guerra. Así fue que en esa asamblea, allá en el monte impenetrable bajos frondosos árboles, se decidió la suerte y el destino del gran líder indígena.

Una vez terminada la asamblea, muchos de los presentes dijeron, vamos a acompañar a nuestra líder aunque no sabemos su destino o el trato que le van a dar los blancos invasores. Meguesoxochi elige voluntarios y empieza los preparativos. Mensajeros son enviados a las tropas del ejército donde el líder le comunica que acepta rendirse para que haya paz y no más guerra, basta de invasión, de muerte, de exterminio y desolación. Los mensajeros llegan a Presidencia Roca, a orillas de gran Río Bermejo en el norte chaqueño.

El jefe de los blancos, no puede creer lo que oyen sus oídos y exclama: "¡Meguesoxochi se va a rendir, es una gran noticia, al fin me voy a vengar, yo mismo cortare su cuello, voy a recibir un gran acenso y monedas fuertes!".


La Cangayé era el lugar indicado, cien años antes otro líder indígena firma un pacto de paz con la corona española. Meguesoxochi quizás eligió el lugar como sitio de paz trayendo a su memoria lo que sus ancianos le contaron acerca de ese pacto hecho con los blancos.

El día indicado llegó, el líder junto a un centenar de hombres y mujeres esperan a los militares para rendir sus armas con la esperanza que la muerte se aleje de las aldeas. Meguesoxochi por última vez se dirige a su pueblo en su lengua materna casi con vos enronquecida pronuncia: “Yo me entrego, los blancos me van a llevar como su prisionero, si yo estoy vivo una paloma va venir antes que yo, si la paloma no llega es señal que ya estoy muerto”. Luego, entrega su lanza, su arco y sus flechas, testigos mudos de tantas batallas en la lucha por la vida y la defensa del territorio. Inmediatamente los militares blancos lo atan con cadenas y sogas especialmente preparados para la ocasión. Los niños y las mujeres corren la misma suerte que su líder, así encadenados con grillos en una larga y penosa caravana son conducidos hasta el Puerto de Presidencia Roca. Allí, en el puerto, son embarcados rumbo a Buenos Aires. Meguesoxochi es atado y envuelto en un cuero de vaca donde es nuevamente engrillado. El líder es vejado por los blancos e injuriado, recibe todo tipo de insulto y agravio, los militares discuten qué hacer con él, unos dicen hay que arrojarlo al río; otros, dicen que no, que su destino es la Isla Martin García; otros, que hay que exhibirlo como prisionero de guerra por la calles de Buenos Aires.

En medio de la travesía el llanto y la desesperación es cuadro macabro cuando la orden del capitán se hace cumplir: "¡Arrojen a parte de los prisioneros al río!". La orden se cumple de inmediato, muchos son arrojados a las profundas aguas, la mayoría de los niños y las mujeres mueren ahogados, solo algunos logran salvarse porque nadan hasta la orilla. El barco llegó a destino, una multitud lo espera en la orilla de ese puerto legendario. Llegan más prisionero, murmuran, pero de repente todo es silencio, el barco esperado como otros tantos, no trae la carga anunciada, ese barco no figura en los anales con su carga prevista. El líder fue desaparecido, arrojado a las profundas aguas como presagio que anunciaba lo que vendría en los futuros años. Desaparecido, deportado, negado, vendido como esclavos, fue la suerte de mi pueblo que solo buscaba libertad. Meguesoxochi es recordado y su pensamiento es muy conocido en el pueblo qom, ya que era un hombre de paz. Su historia y su entrega marcó a fuego la memoria del pueblo al que dio su vida en busca de la libertad. Gran parte de sus descendientes viven hoy en Castelli, Pampa del Indio y Resistencia, solo por mencionar algunas localidades. Entre las familias están los Gonzáles, Castros y García, entre otros.


________________________________________________________________ Bibliografía consultada - Chaco Historia General. Ramón de las Mercedes Tissera. Librería de la Paz año 2010 - Memorias del Gran Chaco. Mercedes Silva. Formosa año 1995 - Historia de los Aborígenes del Chaco. Orlando Sánchez librería de la Paz año 2010

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